La relación entre la felicidad de los colaboradores y la solidez financiera de una empresa ha pasado de la intuición a la evidencia. El nuevo estudio de Felicidad Organizacional 2025 , que abarcó más de 1.000 empresas y 117.000 colaboradores en Chile, Colombia, México y Perú, explora cómo el bienestar organizacional se vincula con la percepción de estabilidad económica de las compañías. A continuación, resumimos hallazgos clave dirigidos a líderes de RR.HH. y tomadores de decisión, mostrando por qué invertir en felicidad es invertir en el negocio.
La felicidad organizacional es el estado de bienestar general y satisfacción que experimentan las personas en su entorno laboral. No se trata solo de emociones positivas pasajeras, sino de una vivencia sostenida que integra aspectos como el sentido de propósito, la valoración del trabajo, el compromiso con la organización y la percepción de un ambiente saludable y sostenible. Es, en esencia, una expresión del vínculo emocional entre los colaboradores y la empresa, y puede influir directamente en factores como la productividad, la retención de talento y el clima interno.
El estudio utilizó el Net Happiness Score (NHS) como principal indicador de felicidad organizacional. Este índice, calculado a partir de las respuestas de los colaboradores a la afirmación “Soy feliz en mi lugar de trabajo”, va de -100 a 100 y refleja el balance entre empleados felices y no felices en cada empresa. Por otro lado, la solidez financiera percibida se obtuvo mediante una encuesta a los líderes de cada organización, quienes autoevaluaron la situación financiera de su empresa en niveles que van desde “muy sólida” hacia categorías inferiores.
Uno de los hallazgos más llamativos del estudio es la caída progresiva de la felicidad laboral a medida que las personas acumulan años en la empresa, especialmente entre las generaciones más jóvenes. Mientras que la mayoría comienza su experiencia laboral con altos niveles de bienestar, lo que se conoce como la “fase luna de miel”, con el tiempo ese entusiasmo tiende a disminuir. Este patrón, más acentuado entre Millennials y Generación Z, sugiere que muchas organizaciones enfrentan dificultades para sostener el compromiso emocional más allá del primer año. La experiencia acumulada parece actuar como un estabilizador en generaciones mayores, pero para los más jóvenes, mantener la motivación exige estrategias activas de desarrollo, reconocimiento y propósito.
Los datos revelan diferencias notables entre las organizaciones más felices y el resto. En el grupo de empresas con mayor bienestar (Top 10% NHS), un 29% declara estar en el nivel financiero más alto (“muy sólida”), comparado con solo un 20% de las demás empresas. Dicho de otro modo, pertenecer al selecto grupo de empresas más felices se relaciona más con la solidez financiera.
Este resultado sugiere que la felicidad interna actúa como una señal de solidez estructural dentro de la compañía. Las organizaciones con altos niveles de bienestar no solo disfrutan de un buen clima laboral, sino que también operan con una mirada más positiva sobre su fortaleza financiera. Esto concuerda con investigaciones previas que vinculan ambientes laborales felices con mayor productividad, menor ausentismo y mejores resultados económicos.
Para líderes empresariales, el mensaje es claro: el bienestar del equipo puede ser un indicador temprano de la salud y resiliencia de la empresa, especialmente valioso en entornos competitivos y cambiantes.
Las empresas más felices tienen un mayor porcentaje de empresas sólidas financieramente
Distribución de empresas que se perciben como “muy sólidas” financieramente, según si pertenecen (izquierda) o no (derecha) al Top 10% en felicidad organizacional (NHS). En azul, porcentaje de empresas “muy sólidas”. En celeste, empresas que no alcanzan ese nivel de solidez.
Fuente: Ficha de contexto Organizacional y Building Happiness 2025. N = 424
Los líderes empresariales que evalúan positivamente la solidez financiera de sus firmas suelen respaldar esa confianza con resultados tangibles. Diversos estudios y análisis encuentran correlaciones significativas entre la percepción interna de fortaleza financiera y métricas objetivas de desempeño.
En conjunto, estas evidencias respaldan que la percepción de solidez financiera por parte de los líderes no es una opinión trivial ni un mero optimismo infundado, sino que suele reflejar fundamentos reales. La importancia de la confianza financiera interna como indicador adelantado del desempeño empresarial. Las opiniones de solidez financiera, por tanto, importan: están correlacionadas con cómo efectivamente le va a la empresa en números duros y en su evolución a mediano plazo.
Otro hallazgo relevante es cómo gestionan a su gente las empresas que gozan de finanzas sólidas. El estudio analizó seis prácticas de bienestar laboral y comparó su adopción entre organizaciones con percepción financiera “sólida” versus el resto. El patrón es consistente: las empresas con mejor salud financiera reportan mayores niveles de implementación en prácticas de bienestar.
Por ejemplo, un 67% de las empresas financieramente sólidas tiene programas de liderazgo activos, frente a un 53% del resto. De modo similar, se observan brechas importantes a favor de las empresas sólidas en actividades de team building, en la existencia de programas de voluntariado formal y en sistemas de beneficios flexibles. Estas iniciativas contribuyen a un clima organizacional positivo y al desarrollo de equipos comprometidos, lo que podría explicar su mayor presencia en empresas líderes tanto en bienestar como en desempeño.
Cabe notar que en prácticas más tradicionales de gestión, como las políticas de remuneraciones o incluso otorgar días de vacaciones adicionales, no se encontraron diferencias significativas entre empresas financieramente sólidas y las demás. Esto sugiere que no se trata simplemente de invertir más dinero en beneficios, sino de enfocarse en aquellas prácticas de bienestar que fomentan la cultura, el propósito y la cohesión. Para los directivos, el aprendizaje es que ciertas iniciativas “blandas” (liderazgo, equipos, voluntariado, flexibilidad) pueden marcar una diferencia dura en cómo se siente y rinde la organización.
Gráfico de prácticas de bienestar implementadas (% de empresas) según la autoevaluación financiera: empresas “sólidas” (círculos celestes) vs “no sólidas” (círculos morados). Se incluyen seis prácticas comunes (marcadas con * cuando la diferencia es significativa).
Fuente: Ficha de contexto Organizacional y Building Happiness 2025. N = 424
Una de las formas más efectivas de medir la felicidad en el trabajo es a través de Building Happiness, una medición desarrollada por Buk y aplicada en más de mil empresas de Chile y otros países de la región. En esta evaluación, los colaboradores responden si se sienten felices en su lugar de trabajo, junto con otras 27 preguntas sobre bienestar, compromiso, valoración y sostenibilidad. Con estos datos, se construye un indicador llamado Net Happiness Score (NHS), que permite conocer el nivel de felicidad organizacional y compararlo con otras empresas del país y la industria. Participar entrega un diagnóstico concreto y accionable para impulsar decisiones de gestión basadas en evidencia.
Bienestar organizacional en tiempos de incertidumbre económica
Las empresas con culturas internas fuertes y colaborativas pueden resistir mejor los embates económicos, adaptarse con mayor agilidad e incluso mantener la moral y la productividad altas mientras otras flaquean. En otras palabras, invertir en la felicidad del equipo actúa como un colchón estratégico frente a la incertidumbre: mejora la retención del talento, eleva el compromiso y prepara a la organización para capear crisis con una base más sólida.
Lejos de ser un lujo o una moda pasajera, la felicidad organizacional emerge de este estudio como un motor estratégico del desempeño empresarial. Las cifras entregan un mensaje contundente a gerentes generales y líderes de RR.HH.: las organizaciones que cultivan altos niveles de bienestar tienden a disfrutar de mejores resultados financieros percibidos, y además implementan prácticas que refuerzan una cultura saludable y resiliente.
En vez de considerar las iniciativas de bienestar como un costo a minimizar en tiempos difíciles, es hora de verlas como lo que son: una inversión con retornos tangibles en compromiso, innovación y solidez a largo plazo.
¿El paso siguiente? Medir y gestionar el bienestar de tu propia empresa. Contar con indicadores como el Net Happiness Score y compararse frente a referentes de la industria permite diagnosticar dónde estás y qué puedes mejorar. Te invitamos a descubrir más en el estudio completo Building Happiness 2025 y a reflexionar sobre cómo impulsar la felicidad en tu organización. Al final del día, invertir en la felicidad de las personas no solo mejora la vida en el trabajo, sino que también construye negocios más sólidos, ágiles y preparados para el futuro.
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