El mercado laboral chileno ha cruzado el umbral de la experimentación. Lo que comenzó como una medida de supervivencia para la pandemia en 2020, se ha consolidado en 2025 como una compleja realidad que exige a las empresas ir más allá de la tecnología, enfocándose en la confianza y la cultura organizacional.
Hoy, el desafío no es técnico, sino humano. Analizamos los datos más recientes, lo que dice la ley sobre Teletrabajo en Chile, y las claves para un equilibrio entre productividad y bienestar en la era del trabajo flexible.
El teletrabajo dejó de ser una medida de emergencia para convertirse en una forma estable de empleo, aunque su masificación inicial ha dado paso a un mercado más cauteloso.
Si bien se estima que más del 80 % de las empresas en Chile mantiene alguna modalidad de trabajo remoto o híbrido (BID, 2024), los datos laborales de 2025 muestran un retroceso:
En particular, las postulaciones para teletrabajo han experimentado una caída significativa de más del 70% desde enero de 2022, mientras que las de trabajos híbridos también disminuyeron, aunque en menor medida, cerca de un 10%.
Sin embargo, el éxito del teletrabajo en Chile ya no es un problema de Wi-Fi, sino de cultura. Las empresas líderes demuestran que la confianza es la alternativa para reducir el turnover (tasa de rotación) que alcanzó en Chile el 30% en 2024, según estudio realizado por el INE.
Las organizaciones que adoptan la confianza como pilar de su modelo de trabajo, demuestran una correlación directa entre autonomía y resultados. La confianza se manifiesta en estos tres pilares:
Cuando esta confianza se implementa correctamente, el impacto en la retención de talento es notable.
Para Alfonso Bawarshi, Managing Director de Grupo Avanza, la exigencia de volver a la presencialidad en Chile se debe a la poca confianza, lo que ignora el impacto económico positivo del teletrabajo:
De esta forma, las empresas chilenas de tecnología que han adoptado esta visión logran un doble beneficio: aumento de productividad y fidelización del talento.
El Estudio Burnout Laboral 2025 de Buk recomienda: "Promover la flexibilidad y la gestión de cargas. Diseñar jornadas sostenibles, con límites claros entre vida laboral y personal" para reducir el burnout, que afecta directamente la retención.
A pesar de la contracción en las ofertas, el teletrabajo es una realidad regulada en Chile. La Ley N.º 21.220 de Teletrabajo en Chile (que regula el trabajo a distancia y el teletrabajo) establece derechos irrenunciables que muchas veces se pasan por alto en la informalidad de los acuerdos remotos.
Esta normativa garantiza tres pilares fundamentales para proteger al colaborador:
El boom del trabajo remoto trajo consigo una trampa silenciosa: la hiperconexión y la dificultad para separar la vida personal y laboral. De hecho, estudios recientes indican que el 70 % de los teletrabajadores en Chile declara haber experimentado estrés laboral o falta de desconexión (La Tercera, 2024), cifra que se alinea con la advertencia de expertos sobre el deterioro en la calidad de vida y el clima laboral que puede generar la falta de interacción social. Frente a esta realidad, las empresas líderes han cambiado su métrica central.
Idea que guía la nueva gestión: La productividad no se mide por horas frente a la pantalla, sino por la claridad y el logro de los objetivos.
Para contrarrestar la fatiga digital y potenciar el desempeño, las organizaciones adoptan tres prácticas clave:
Los datos de 2025 confirman que la etapa de emergencia terminó y el modelo híbrido es la nueva normalidad, pero su éxito depende de la confianza. La tecnología define dónde trabajamos, pero la cultura y el liderazgo definen cómo trabajamos.
El futuro del trabajo en Chile no es simplemente remoto: es humano. Si tu organización busca transformar la confianza y el bienestar en resultados medibles, descubre cómo la tecnología de Buk puede ayudarte a crear un lugar de trabajo más feliz. ¡Agenda una demo hoy y lleva tu gestión de Personas al siguiente nivel!