Cada organización tiene su propia cultura. Sin embargo, independientemente de ello, en todas es necesario el liderazgo. Un buen líder puede llevar una compañía al siguiente nivel, mientras que uno negativo puede ocasionar lo contrario.
A continuación, todo sobre el liderazgo, su importancia para alcanzar los objetivos corporativos y qué estilos existen dentro de las empresas.
También te invitamos a que conozcas más sobre el rol del líder en el bienestar organizacional, escucha nuestro podcast aquí
Liderazgo es la capacidad de guiar a un grupo de personas -sean equipos acotados, áreas o departamentos completos- para potenciar las habilidades individuales y lograr las metas planteadas.
En todas organización, sin importar tamaño o rubro, el liderazgo es un factor clave en el rendimiento empresarial, pues ejercerlo de forma correcta contribuye a la buena toma de decisiones, fortalece el trabajo en equipo y agiliza los flujos de trabajo, incrementando la productividad y generando un clima laboral agradable.
En el entorno empresarial existen diferentes tipos de liderazgo, siendo algunos de los más relevantes los siguientes:
En este tipo de liderazgo se plantean objetivos comunes para todos quienes integran la empresa. Es quien se anticipa a los hechos y suele pensar en los objetivos y planes a futuro.
Este líder se caracteriza por tener una personalidad influyente, atrayendo a las personas que lo rodean. Por lo mismo, es inspiración para otros, generando ambientes de positivismo y teniendo una excelente comunicación oral y no verbal.
El líder escucha y valora las opiniones de todos sus colaboradores, empoderándolos a la participación, promoviendo el diálogo e incentivando la comunicación interna.
Esta palabra viene del francés y significa “dejar que las cosas pasen”. El líder confía en los demás y en sus resultados obtenidos, centrándose en las competencias y habilidades de sus colaboradores.
El líder se enfoca en cada uno de los integrantes que están bajo su liderazgo, trabajando en la organización, soporte, desarrollo y empoderamiento de los equipos.
En este caso, el líder puede no necesariamente ejercer un cargo de autoridad, sino que logra un liderazgo espontáneo debido a sus características. Por lo mismo, sus mismos compañeros de trabajo lo consideran un ejemplo, pidiéndole recomendaciones y orientación frente a situaciones específicas.
Este estilo de liderazgo es opuesto al orientado a las personas. Así, es un líder que se enfoca en la obtención de tareas y metas. Puede dejar de lado el bienestar del equipo en pos de mantener los objetivos ordenados, planificados y organizados.
Su foco es el intercambio de recompensas, premiando a los trabajadores según el desempeño de cada uno de ellos, generalmente a través de bonos y similares. Funciona bajo el sistema de estímulo.
Se centra en el capital humano, impulsando a los miembros del equipo constantemente y siendo parte de los procesos, es decir, se involucra activamente en la labor de alcanzar determinados objetivos.
Definir el estilo de liderazgo dependerá de las necesidades de cada organización y de la manera en que están conformados los equipos o áreas. Así, lo más recomendable es siempre analizar el contexto e identificar cuál es el líder necesario para cada escenario.
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