El debate sobre las jornadas laborales no es nuevo. Desde los históricos convenios de la OIT hasta la reciente implementación de la Ley de 40 Horas en Chile, los cambios en cómo, cuándo y cuánto trabajamos han ido tomando fuerza. Hoy, en un contexto donde las personas valoran más que nunca la flexibilidad, conocer las herramientas que entrega la legislación laboral es clave para construir entornos laborales más justos y humanos.
Es la capacidad de ajustar la jornada y condiciones de trabajo según las necesidades de las personas y las organizaciones, sin perder derechos laborales. La legislación chilena ha incorporado distintas figuras legales que permiten esta flexibilidad, tales como:
La normativa chilena permite, por ejemplo, pactar jornadas flexibles, siempre que se respeten los límites máximos de 10 horas diarias y 40 horas semanales (en régimen). Además, reconoce el trabajo a tiempo parcial como una modalidad legítima, con todos los derechos laborales asociados. Esto es clave para personas que no pueden o no quieren trabajar jornadas completas.
A pesar de los avances, la flexibilidad aún no es la norma:
La flexibilidad laboral tiene un componente de género importante. Las mujeres son mayoría en las jornadas parciales (65,3%) y valoran más la flexibilidad laboral que los hombres. De hecho, un 66% de las mujeres con hijos declara estar satisfecha con la flexibilidad entregada por su empresa, versus un 63% en el caso de mujeres sin hijos.
La adaptabilidad laboral no solo responde a una necesidad social, también es una oportunidad estratégica. Diseñar jornadas más humanas, flexibles y adecuadas al contexto actual permite atraer talento diverso, aumentar el compromiso y construir culturas organizacionales más inclusivas.
En Buk, creemos que la tecnología debe ser un aliado en este camino. Por eso, nuestras soluciones están pensadas para acompañarte en la implementación de jornadas flexibles, seguras y eficientes.